Cerca de tres de cada diez coches que circulan hoy por la Comunidad de Madrid se verán afectados por las ZBE al no disponer de etiqueta, según datos de MSI para Solera, desvelados en el Observatorio de la Posventa de Faconauto, celebrado hoy en la capital.
De un parque en la Comunidad de Madrid de algo más de 4,1 millones de vehículos, cerca de 1,2 millones no tienen etiqueta. Y estos coches con “fecha de caducidad” están sobre todo presentes en las ciudades a las que la Ley de Cambio Climático afecta, es decir, con más de 50.000 habitantes.
En concreto, un 84% de los vehículos sin etiqueta está en alguna de las 23 urbes que superan este umbral de población, frente a un 16% que se encuentra en municipios por debajo y que no estarán obligados a restringir la circulación a los coches más antiguos y contaminantes.
Estas 23 urbes son Alcalá de Henares, Alcobendas, Alcorcón, Aranjuez, Arganda del Rey, Boadilla del Monte, Collado Villalba, Colmenar Viejo, Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Madrid capital, Majadahonda, Móstoles, Parla, Pinto, Pozuelo de Alarcón, RIvas-Vaciamadrid, Las Rozas, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de Ardoz y Valdemoro.
En el caso de Madrid capital, hay que recordar que se trata de un proceso transitorio entre 2023 y 2025, siendo los últimos en verse afectados los coches empadronados en Madrid capital que son los que tienen un periodo de gracia de algo más de dos años. El resto de conductores tendrá que buscar una alternativa para acceder al espacio urbano madrileño ya desde el próximo 1 de enero si tienen un coche sin etiqueta.
La Comunidad de Madrid se convertirá así en epicentro del cambio hacia ciudades de bajas emisiones, toda vez que en esta comunidad se encuentran un 14% de los vehículos en España, cuando alberga precisamente el 14% de los habitantes respecto al conjunto del país.
Envejecimiento acelerado ¿problema para el taller?
Entre las muchas ramificaciones que tiene el envejecimiento del parque está su impacto en el negocio del taller. Sin embargo, al contrario de lo que se piensa, un coche con más años no visita más el centro reparador. Al hacer menos kilómetros, no estar en garantía y estar asegurado a terceros, solo pasan por el taller cuando es imprescindible.
Es por ello que el impacto en los negocios de reparación madrileños será relativo, toda vez que estos vehículos solo hacen el 15% de las reparaciones totales. Estas operaciones se trasvasarán a pequeñas localidades, en la medida que un envejecido parque de coches saliente de las grandes áreas urbanas acabará en los pueblos.
En palabras de José Luis Gata, Business Development Manager de Solera España, “el inminente coche del pueblo será más que nunca del pueblo porque solo podrá circular por pequeñas localidades. Avanzamos hacia una polarización del parque, más sostenible en los centros urbanos y de combustión en áreas rurales y pequeños núcleos urbanos. Y esto afectará a los talleres independientes de las ciudades, que nutren su negocio en buena parte de estos vehículos más viejos y que se verán obligados a ir donde estén sus clientes, o a pasar a una red que les facilite el acceso a coches más jóvenes o a reciclarse como negocios de movilidad, incluyendo bicis, patinetes o motos eléctricas”.