Oportunidad vs oportunismo
Las últimas tragedias que han acontecido en Marruecos o Libia pellizcan el corazón. Muestran cuán vulnerables y frágiles podemos llegar a ser frente a las catástrofes naturales y fenómenos meteorológicos tan extremos. Obviamente, estas noticias copan toda la atención mediática. Por su interés y relevancia, pasan a formar parte de las portadas de los diarios, de las tertulias radiofónicas y televisivas, donde -por desgracia- a veces se traspasa la frontera de la información y se raya el sensacionalismo. Todo por el clic, la audiencia manda.
Algo parecido ocurre en el área de la comunicación. Es cierto que la actualidad ofrece las mejores oportunidades para articular mensajes y lograr visibilidad de productos y servicios, para reforzar la imagen de una empresa o asociación, para mejorar su reputación o impulsar su influencia. Pero también es verdad que un supuesto aliado puede convertirse en enemigo, que lo que a priori puede verse como una oportunidad nos puede hacer caer fatalmente en el oportunismo.
Desde ION Comunicación, defendemos firmemente la posibilidad de hacer periodismo de calidad desde la comunicación. Y de que una de las claves del éxito de una estrategia o plan de acción reside en el equilibrio entre lo que quiere comunicar el cliente e interesa al periodista. Ahora bien: ¿cuál es el papel de la comunicación ante noticias de tal calibre?
Huir del alarmismo y el amarillismo desde mensajes sosegados y fundamentados puede ser un denominador común, aunque a cada uno le rijan sus propias reglas. Considero que es en estos momentos cuando debería de imperar la cordura, el respeto a las víctimas y a sus familiares, la sensibilidad y el tacto, el trato humano de cualquier información que pudiera llegar a nuestras manos. Pero también pienso que no tenemos por qué quedarnos al margen y de brazos cruzados, sobre todo cuando asesoramos a clientes inmersos en los planes de contingencia y prevención de este tipo de tragedias.
Por poner un ejemplo: en ION Comunicación trabajamos con Telespazio Ibérica, una compañía líder en geoinformación en España que la semana pasada recibió encargos de la UE para mapear las situaciones en Marruecos y Libia, lo que -en cualquier otra circunstancia- hubiera ameritado la elaboración y envío de una nota de prensa para informar sobre ello a gran escala.
Sin embargo, desde Comunicación decidimos optar por una estrategia que apostaba menos por la noticia de la compañía y más por la divulgación del uso de las imágenes satelitales ante este tipo de catástrofes.
Los satélites son un observatorio privilegiado desde los que se ve mucho mejor lo que ocurre sobre la superficie de la Tierra. Su uso ha aumentado en los últimos años debido a las múltiples aplicaciones que se les está dando por parte de gobiernos, administraciones y empresas.
Una de estas aplicaciones, quizá de las más desconocidas para el gran público, es la que se pone en marcha ante, precisamente, inundaciones y terremotos.
Entonces comienza un proceso en el que la rapidez es indispensable y que consiste en la elaboración de mapas de las zonas afectadas por estas catástrofes. Una vez realizados se ponen a disposición de los servicios de emergencia y de las autoridades para preparar, adecuar y desplegar los dispositivos de ayuda.
La elaboración de estos mapas son una herramienta esencial para tener una visión completa de los daños causados, así como un elemento fundamental para que los equipos de emergencia actúen sobre el terreno conociendo todos los detalles.
En definitiva, vimos la posibilidad de informar sobre el uso real de estas imágenes satelitales en varios periódicos, de mostrar los mapas en varios reportajes televisivos, de divulgar -también en radio- unos servicios desconocidos para el gran público que, sin embargo, pueden ayudar a salvar vidas.
El objetivo no fue lograr la mayor cantidad de impactos para maximizar la visibilidad mediática de Telespazio Ibérica, sino informar y explicar al ciudadano lo que desde el cielo se puede hacer ante temblores y sacudidas de la Tierra. Sin duda una oportunidad, sin caer en el oportunismo.