Estamos en pleno invierno y el mercurio se sitúa en negativo en muchas partes de España. Al igual que las personas nos preparamos para la estación más fría del año, a los perros también les afecta el frío y hay que tomar una serie de precauciones para protegerlos.
Los paseos heladores, las prendas de abrigo y el corretear por la nieve forman parte del mosaico estacional. Pero el invierno también entraña peligros para los perros fácilmente salvables, siguiendo los consejos de The Kennel Club, la organización británica más importante de cría de perros de raza fundada hace 149 años y una de las más reconocidas del mundo.
1. Los anticongelantes
Prohibido ingerir anticongelante, Puede parecer obvio, ¿verdad? Pero su buen olor y su sabor dulce, combinado con el incremento lógico del uso del líquido en este periodo, pueden suponer una trampa mortal para los perros: un simple lamido puede afectar a sus riñones y causarle la muerte.
Si usa líquido anticongelante para el coche, asegúrese que los animales andan lejos y de que todo ha quedado limpio. Si nota que puede haber alguna filtración, por mínima que sea, límpiela. Si cree que su perro ha bebido, no dude ni un segundo en llevarlo al veterinario.
2. Las hipotermias
Al igual que sucede con los humanos, exponerse mucho tiempo a temperaturas muy bajas puede reducir la temperatura corporal del can y provocar hipotermia. Esto no significa que la mascota no deba salir al menos tres veces al día a pasear: por lo general y en casos extremos, debería de bastar algo de abrigo. Sin embargo, ahí entra en juego el tamaño y el peso: cuanto más grandes, más aguante. Si el perro empieza a temblar, no cabe duda: al confortable hogar de regreso. Y un consejo: que las prendas de animales no les aprieten demasiado.
Además tampoco hay que dejar a un perro en el coche en invierno. Los vehículos no cuentan con un buen sistema de aislamiento térmico y el vehículo protege al perro de la lluvia y el viento, pero no del frío. Si deja a su perro solo en un automóvil estacionado mientras hace frío afuera, la mascota puede encontrarse rápidamente con un riesgo severo de hipotermia.
3. La congelación
Cuando hiela y salimos a pasear, es importante revisar las patas de la mascota: el hielo o la nieve pueden mezclarse con el pelaje y formarse una inesperada bola fría, que no solo puede ser incómoda, sino que puede aumentar el riesgo de congelación.
Cuando el perro levante las patas, gima o deje de caminar, es muy probable que estemos ante una advertencia de que tiene frío: es importante comprobar que no haya síntomas de congelación. También existen los abrigos protectores de patas.
4. Lagos o ríos congelados
Los perros son ágiles y sagaces, pero ante un estanque, lago o río congelado no hay que tentar a la suerte: las placas pueden romperse y caer ellos al agua, con riesgo de hipotermia: si esto sucede, hay que tener cuidado porque si el suelo no ha resistido el peso del animal, tampoco resistirá el de su dueño… Además, el hielo demasiado afilado podría lastimar a las mascota. Lo mejor es llevarlos atados.
5. Sal en la calle
Es habitual que en los días de mucho frío los servicios de limpieza echen sal para derretir la nieve y el hielo. Pero el uso de sal, y de otros químicos, pueden causar irritación en las patas.
Y qué decir si nuestra mascota se pone a lamer la sal, algo que puede ser dañino para su organismo. Es crucial que el animal no coma sal y, si es necesario, use botines protectores para ayudarle a caminar en los días más helados.
6. Menos horas de luz
Aunque a partir de finales de diciembre cada día anochece más tarde, hasta el próximo cambio de hora, las horas de luz son reducidas. La falta de iluminación hace más vulnerables ante los coches a nuestras mascotas, que pueden distraerse y acabar en la calzada. Es importante que lleven ropa reflectante, brillante o luminosa en invierno para que no se pierdan.
Igualmente, en la Real Sociedad Canina de España abogamos porque se haga obligatoria la identificación de mascotas mediante microchip. Tres de cada cuatro perros abandonados en España no lo llevan y ponérselo a los animales localizados cuesta más de un millón de euros al año.
7. Aumento de peso
En esta época del año hay que prestar atención a la alimentación del perro. El cuerpo pide más calorías con el frío, y los perros no son ajenos a esta tendencia. Además los paseos suelen ser más cortos y ellos están menos activos debido al inclemente clima.
No es bueno que el animal se desmadre con la báscula. Y para darle una vida más saludable ante las bajas temperaturas, podemos reducir la cantidad de comida y tratar de jugar más en interiores para mantenerlo activo. La salud es lo primero.